No te conocía. Ahora te conozco. Nos vemos cada tarde con una calle de por medio. Te mueres de impaciencia de que acaben los aplausos para empezar a jugar…veo, veo… ¿Qué veeees?
El juego contigo y otros niños de la calle me regala la visión de un niño de esta situación extraña: si tengo atención, si tengo amor…¿Qué más da estar encerrados? Gracias Valeria por recordarme lo importante
